Las bases del cityverso deben ser democráticas y centradas en la ciudadanía: Jordi Vaquer
2025-06-17 IDOPRESS
Jordi Vaquer define al “cityverso” como el metaverso aplicado a la gestión de ciudades. Los estándares que orienten el diseño de las soluciones aplicadas a ese “cityverso”,asegura,deben ser globales pero construidos de manera democrática y abierta.
Foto: Metrópolis
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Puebla,México. En el universo en expansión de las ciudades inteligentes,la tecnología ya no es la única protagonista. El desafío ahora es más profundo: construir un ecosistema digital urbano donde la gobernanza sea tan inteligente como las soluciones tecnológicas que lo integran.
Desde esa visión,Jordi Vaquer,secretario general de Metrópolis,la Asociación Mundial de las Grandes Metrópolis,advierte que los estándares para el desarrollo del llamado cityverso no pueden ser definidos unilateralmente. Necesitan ser democráticos,multilaterales y,sobre todo,centrados en la ciudadanía.
Vaquer estuvo presente en el Smart City Expo Latam Congress 2025 en Puebla,México,donde conversó con DPL News sobre los grandes retos de las metrópolis,el papel de las tecnologías emergentes y los riesgos de un desarrollo digital si no se guía por los intereses colectivos.
Para el experto,una ciudad inteligente funciona como un metabolismo, en el que los datos –como los alimentos en el cuerpo humano– se deben procesar de la manera más óptima para convertirse en energía y en elementos indispensables para la vida.
Asegurar el mejor funcionamiento del metabolismo implica combinar la tecnología,la política pública,la gestión ambiental y estrategias inteligentes y colaborativas,señala el especialista.
Tecnología al servicio del bien común… ¿o no?
Una parte clave para el metabolismo de las ciudades inteligentes son los datos que la echan a andar,pues idealmente deberían guiar la toma de decisiones en ámbitos como el transporte,la seguridad pública,la gestión de residuos o la salud.
No obstante,el aprovechamiento de los datos también plantea una discusión delicada en torno a su protección y la transparencia de su uso. En Asia Oriental,sobre todo en China y Corea del Sur,existen modelos tecnológicos muy avanzados que permiten integrar la identificación biométrica o hacer predicciones sanitarias con Inteligencia Artificial. Sin embargo,también hay críticas por su posible uso para control social por parte del gobierno.
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En contraste,en regiones como América Latina o Europa,la innovación digital muchas veces está liderada por grandes empresas privadas. “El problema es que esa enorme riqueza de información no siempre está al servicio del bien común, sino que se privatiza y se capitaliza sin transparencia”,alerta Vaquer.
A su juicio,si un ciudadano entrega sus datos,debe recibir algo a cambio. “En Seúl,por ejemplo,se les ofrece una reducción en costos de transporte a cambio de participar en un estudio de salud pública. Es un modelo pedagógico que le recuerda a la ciudadanía que sus datos tienen valor y deben beneficiarles directamente”.
El gran reto: estándares universales con enfoque ciudadano
Una parte crucial del desarrollo tecnológico urbano está en la creación de estándares globales. Pero,¿quién los define? Vaquer participa en un grupo de trabajo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones y Naciones Unidas,enfocado en regular las aplicaciones del cityverso,un término que se refiere al metaverso aplicado a la gestión de ciudades.
Si bien reconoce que los estándares,para funcionar,deben ser globales y capaces de ser adoptados en múltiples países y contextos,Vaquer puntualiza que su desarrollo debe ser más democrático y multilateral.
Para él,este diálogo no puede darse de espaldas a la ciudadanía ni en salas diplomáticas cerradas. Los estándares no deben venir sólo de Bruselas o Washington,sino que se necesita un sistema más democrático y global que permita que la tecnología útil se adapte a distintas realidades. Sin embargo,hoy las empresas avanzan más rápido que la regulación.
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“El problema de esto es que las autoridades públicas suelen ir 5 años por detrás de las realidades industriales y de las realidades empresariales. Entonces,cuando adoptamos la regulación y los estándares de una cosa,resulta que lo que está ya saliendo está tres pasos por delante”,explica Vaquer.
Ante esa respuesta lenta y tardía,el especialista comenta que “estamos viendo que los procesos de regulación ya no vienen sólo de los gobiernos. Cada vez más surgen coaliciones multiactor que incluyen autoridades locales,sociedad civil,grupos de derechos digitales y consumidores. Es ahí donde está la energía real para construir un consenso”,resalta Vaquer,quien también fue director de Prospectiva y Análisis Global de Open Society Foundations.
La carrera contra el tiempo (y contra los intereses)
La tecnología avanza a una velocidad vertiginosa,y los gobiernos suelen llegar tarde a la regulación. Pero no se trata sólo de ponerse al día: se trata de decidir para quién se innova.
“Muchas veces se desarrollan soluciones tecnológicas pensando en reducir el trabajo para el funcionario,no en mejorar la experiencia del usuario final. Eso no es innovación ciudadana”,cuestiona.
Y recuerda: “estamos hablando de un pastel muy suculento. Hay enormes beneficios económicos en juego que se obtienen a través de la explotación sin piedad de datos personales,el desprecio por la privacidad o el abuso de la propiedad intelectual. Por eso,más que nunca,la gobernanza digital debe tener rostro humano”.
Una visión más holística de la ciudad inteligente
Aunque no es ajeno a otros encuentros internacionales,Vaquer destacó una diferencia clave en el evento latinoamericano sobre smart cities: “Me está gustando la energía que veo,sobre todo en los representantes de ciudades. Hay un gran interés por aprender y una concepción muy holística de la idea de ciudad inteligente”.
Esa evolución conceptual,dice,ha sido necesaria. “Al principio,todo giraba en torno a los datos y la tecnología. Hoy hablamos también de inclusión,de armonía con la naturaleza,de gobernanza abierta. La ciudad inteligente no puede limitarse a lo técnico: debe ser también política y ambiental”.
¿Qué significa gobernar inteligentemente?
La Red Internacional de Ciudades Inteligentes,que agrupa a más de 140 urbes con poblaciones superiores al millón de habitantes,trabaja bajo una idea clara: una ciudad inteligente es aquella capaz de usar el conocimiento –tecnológico,social,ambiental– para tomar decisiones públicas más informadas,justas y transparentes.
En ese sentido,Vaquer insiste en un punto: “no basta con recolectar datos,hay que usarlos para traducir las experiencias y necesidades de las personas en acción política”. Es decir,gobernar con tecnología,sí,pero también con apertura democrática y sentido de justicia social.